lunes, 28 de febrero de 2011

SALIMOS DE ALLÍ CON LO PUESTO


“NOTA DE PRENSA: Internet fue el medio por el que más circuló un video promocional de la campaña electoral de Hillary Clinton en el que ella y su marido parodiaban el final de Los Soprano” / ¿qué se puede hacer con este párrafo? / ¿dónde archivarlo? / ¿en política / en humor / en series TV / en filosofía / en sociología / en suicidios colectivos / en programación infantil / o en tiren las bombas y acabemos de una vez con todo? / 


(De El ave fénix solo caga canela)

sábado, 12 de febrero de 2011

TRÁNSITO / Juan Manuel Macías


PARTENIO

El giro del tiovivo es algo más que una conjetura
apenas sustentada en un vago enjambre de mayo.
El giro del tiovivo es aire, aire
que se deshila largamente sobre el clamor de los párpados y el palpitar de las mejillas,
y se adelgaza en un silbo tembloroso para morir frente al mundo,
alegando pasado.
¿Quién conoce el secreto
guardado en el cuello vulnerable de un susurro al oído?

Hagesícora da vueltas en torno al fin del día
sobre un caballito del color fugaz del pensamiento,
y el tiovivo va más y más aprisa,
hacia un extasis perplejo de mudanzas, nube
que finge mil paisajes y máscaras, materia
sola que persigue ser silencio.

El tiovivo insiste en su empeño de no llegar a sitio alguno,
en huida perpetua del invierno,
y se comba sobre sí mismo como una interrogación.

Y Hagesícora da vueltas alrededor del miedo de los hombres:
amazona dorada que monta sobre un sueño,
dejando a sus espaldas un perfume de ruinas.

Hay quien dirá que el tiovivo es un embuste,
sólo un terco chirrido de cigarra atormentada
bajo los andamiajes ciegos de la escarcha.
Mas no lo pienses y contempla a Hagesícora dar vueltas
sobre la vida y la muerte, altiva en su inocencia,
con sus cabellos del color incomprensible que gravita en las despedidas.
Contempla a Hagesícora volverse un rumor para siempre
sobre el mundo tendido, ya amapola.

¿Quién conoce el secreto
guardado en el talle quebradizo de una carcajada?


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Juan Manuel Macías abre su nuevo libro de poemas ("Tránsito") con este Partenio: giro, danza, ronda de planetas, ...tiovivo de extrarradio que se convierte en emblema del poemario y marca el tono del resto de las composiciones. Cualquier comentario que yo pudiera añadir no haría sino estorbar la presencia resplandeciente del poema. Tiempo habrá para hablar largo y tendido de un libro al que sin duda espera un dilatado recorrido dentro de los mundos de la poesía contemporánea. El propio autor nos presta además unas deliciosas reflexiones, que se pueden servir como acompañamiento (Aquí)
Abandónense, piérdanse en la danza de Hagesícora (¡ah! estas muchachas griegas de finos tobillos!), cierren los ojos, el poeta pone la música. (Lo sé de buena tinta:  el juglar Macías mide los acentos con un caramillo.) 

jueves, 3 de febrero de 2011

Kamasutra para Hansel & Gretel


"Moloch whose name is the mind"
Allen Ginsberg


El pintor, como la naturaleza, dispone de un limitado número de procedimientos que utiliza, alterando la escala, en diferentes niveles de la realidad. No resulta infrecuente encontrarse, una y otra vez a lo largo de los años, con ciclos temáticos que atraviesan indemnes las más enfrentadas etapas y querencias estilísticas: iconos y gestos que afloran de nuevo, recurrentes y obstinados como manchas de humedad.

 Juegos de sentido que se organizan en torno a kits de conceptos y resuenan como frases musicales: grupos de notas/ideas sometidas a secuencias de repetición y permuta. Los hábitos cognitivos inoculados durante el proceso de socialización (y un cierto isomorfismo de las estructuras verbales con las que el pensamiento levanta sus edificios) se las arreglan para roturar el territorio en el que arraigan y proliferan nuestras obsesiones. Existe una geometría de la ansiedad y una arquitectura del desaliento.

Los carnets de un pintor son sus libros de autoayuda, sus materiales de autoconstrucción: ejercicios mnemotécnicos para mantener la dirección del pensamiento, migas de pan en el bosque de los signos. En sus páginas hace acopio de posibilidades de sentido que ya utilizará mañana, y allí se reúnen, sin más autoridad que la que impone el azar de los encuentros y el capricho del momento, reflexiones sobre el propio oficio, dibujos, recortes de prensa, notas de lectura, miniaturas narrativas, recuerdos de la infancia, fotografías, proyectos de cuadros, borradores de cartas..., toda clase de elementos que, por una u otra razón, se cree necesario retener o conservar, porque "quizá algún día me puedan ser útiles", porque quizá algún día ayuden a recordar algo que ahora mismo no se sabe que se ha olvidado.

Los textos aquí reunidos vagabundean sin pudor entre los códigos más diversos. El propósito de este Kamasutra no es otro que el de ensayar nuevas posturas vitales con unos materiales a los que han otorgado espesor los años, y ligereza el deseo insatisfecho de alcanzar algún logro definitivo. Cada pieza proyecta destellos y sombras sobre aquellas otras ante las que se ha situado, cada signo se vierte en otro signo: eslabones de una infinita cadena en la que significar es traducir.